miércoles, 6 de junio de 2007

SGTM #4: Ringo Starr - Sentimental Journey

Estimados lectores:
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Hoy en la mañana, dediqué un par de minutos a escoger a mi compañero de viaje hacia la oficina. Y escogí a Ringo Starr. Sentimental Journey. "Hmm, el título suena apropiado", me dije. Tenía mucha razón.
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Sentimental Journey es un álbum bastante especial. Único en la discografía de cualquier ex-beatle. Fue grabado entre 1969 y 1970, y es el álbum debut solista de Ringo Starr. Sólo incluye covers de canciones de los años 50's y previas, algo que en inglés se conoce como 'standards'. Ringo las grabó porque son las canciones que su mamá le cantaba cuando pequeño. Y no hay un solo rock'n'roll en todo el disco.
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No obstante, el disco verdaderamente rockea (en el sentido espiritual de la palabra, claro está). Es un álbum consistente, y la voz de Ringo calza perfectamente con todas las canciones, sin intentar sonar parecido a Frank Sinatra o Tony Bennett. Los arreglos son muy especiales: aunque Ringo y el productor George Martin escogieron una persona distinta para escribir el score instrumental de cada canción, los arreglos suenan suficientemente similares para dar una sensación de unidad al disco, todos apropiadamente orquestados al mejor estilo de Broadway, Hollywood o Las Vegas. El disco destila un sabor a los años '40s y principios de los '50s, antes que el rock'n'roll fuera el rey.
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En este punto se hace necesario un disclaimer: No estoy familiarizado con las versiones originales de estos 'standards'. Y sin embargo, es difícil no conocer de memoria canciones como "Sentimental Journey", "Stardust" o "Night & Day". No obstante aquello, Ringo abraza cada canción y la hace tan suya como "Octopus's Garden" o "Don't Pass Me By", o quizás más aún, toda vez que estas composiciones son parte de su infancia, y de toda su vida. En el fondo, son suyas.
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El adorable Ringo tiene una discografía solista tan extensa como dispar, llena de esfuerzos erráticos, y acompañado en tantas ocasiones más por compadres de juerga o "amigos estrellas" que por competentes compañeros que estén dispuestos a criticar y sugerir constructivamente a un ex-beatle. Tanto trabajo mal logrado obviamente termina por confundir o alienar al auditor, que no sabe si después de escuchar desastres como I Wanna Be Santa Claus o Bad Boy valdrá la pena prestar atención a otra cosa más del buen batero aparte de su trabajo con The Beatles o de sus álbumes más exitosos (léase Ringo, de 1973, y Goodnight Vienna, de 1974). Aunque este primer álbum no tuvo el éxito de sus sucesores en el sello Apple, Sentimental Journey sigue siendo uno de los álbumes más sólidos de la carrera de Starr.
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"I'm a fool to care
when you treat me this way,
I know I love you
but what can I do?
I'm a fool to care..."
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Saludos,
BFQ

sábado, 2 de junio de 2007

SGTM #3: Parthenon Huxley


Estimados lectores de SGTM:
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Para esta tercera entrega, quisiera dedicar unas líneas a un músico que me merece sentimientos encontrados. Parthenon Huxley.

Permítanme elaborar. El señor P. Hux, o simplemente Hux (cuyo verdadero nombre es Rick Miller) es un talentoso compositor e intérprete norteamericano, que jamás ha tenido mucho éxito, a pesar de que sus discos -al menos los que he escuchado hasta ahora, Deluxe (1995) y Purgatory Falls (2001)- son piezas muy interesantes de garage pop, con una producción mucho mejor lograda que el promedio de los artistas del género garage. Ambos discos son altamente recomendables, y me imagino que su siguiente disco original, Kiss The Monster (a editarse bajo el sello británico Voiceprint en los próximos días) no decepcionará a quienes lo conocieron a partir de sus trabajos anteriores.

Sin embargo, lamentablemente P. Hux se ha vinculado desde 1999 a una banda llamada "The Orchestra", que al incluir a ex-miembros de las bandas Electric Light Orchestra (ELO) y ELO Part II, ha reproducido la música compuesta por Jeff Lynne (el productor, compositor, vocalista, guitarrista y multi-instrumentista original de ELO, además de dueño legal del nombre), presentándose en innumerables ocasiones con el nombre "Electric Light Orchestra", sin tener ni un solo miembro original del grupo (y sin Lynne, por supuesto). Seguro, el corista/bajista de ELO entre 1975 y 1982, Kelly Groucutt, y el violinista entre 1973 y 1979, Mik Kaminski están presentes, pero su aporte a la banda se limitó a la de ser músicos permanentes de sesión, lo cual queda demostrado en sus distintos trabajos fuera de ELO (el álbum Kelly de principios de los '80s, y los álbumes de Violinski de fines de los '70s, todos los cuales suenan a copias de ELO, pero con canciones que no llegan a la altura). No es raro que, a pesar de que ellos declaran ser una banda distinta a ELO, insistan en presentarse como ELO (y no una mera banda tributo, que es lo que en estricto rigor son).
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En este contexto es donde Hux aparece como vocalista ocasional y guitarrista principal, en un rol que, a mi juicio, lo condena al circuito tradicional de nostalgia y bandas tributo sin ningún miembro significativo. Una pena, considerando las interesantísimas cualidades de Huxley como músico, compositor y cantante.
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Alguien podría argumentar que un artista como Parthenon Huxley pertenece a aquella casta de músicos que jamás habría llegado a una exposición masiva de no ser por su pertenencia a bandas de nostalgia como ésta (mal que mal, yo mismo probablemente no hubiera jamás oído hablar de Hux de no ser por su asociación a "The Orchestra"). Aunque podría ser cierto, existe el caso de su amigo y ex-colaborador Rusty Anderson, capaz de editar su propio material (de calidad similar a la de P. Hux) con mayor éxito en base a su afortunada asociación con Paul McCartney como músico de estudio y en vivo desde el año 2001. En el fondo, asociado a the real deal (siendo McCartney la mitad del dúo compositivo más exitoso del siglo XX), y no a un grupo de músicos cuyo único norte es asociar sus nombres a una banda de éxito moderado en los '70s en la cual tuvieron mínima o nula participación. Quizás fue un tema de decisiones personales mal tomadas por P. Hux, o quizás sólo fue un tema de suerte. No sé la respuesta correcta (me imagino que a Hux le encantaría haber ocupado el lugar que hoy tiene su amigo Rusty en la banda de McCartney, siendo el declarado fan de The Beatles que es).
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En resumen, no se pierdan la música de Parthenon Huxley, o de su homónima banda P. Hux, pues es muy interesante (para que se hagan una idea, tiene influencias marcadas de gente como Tom Petty, The Move, The Who, y The Beatles...rockero, pero profundamente melódico). Que sus amistades con gente de dudosas cualidades morales como The Orchestra (simplemente, no es correcto hacerse pasar por quien uno no es) no los detenga de disfrutar la música de este rockero de profundas influencias pop. No se decepcionarán.

Su discografía completa está disponible a la venta desde su sitio oficial: www.parthenonhuxley.com

Un gran saludo,
BFQ

viernes, 1 de junio de 2007

SGTM #2: King Crimson - The Collectable King Crimson, Vol.1


Queridos melómanos:
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Les invito a que, si tienen interés de explorar una gran banda en vivo, intenten poner a sus oídos en contacto con los extraordinarios músicos de King Crimson. Aunque el único miembro que ha perdurado en el tiempo es su guitarrista y fundador Robert Fripp, en esta banda siempre se ha destacado el trabajo en equipo desarrollado por músicos virtuosos, sin excepción.
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En 2006 se inició la edición de grabaciones de archivo de conciertos de la banda a través de su sitio oficial, DGM Live (www.dgmlive.com), en formatos FLAC y mp3.
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Además, se lanzó en CD The Collectable King Crimson, Vol.1, primer título de una nueva serie que recopila los títulos más interesantes de los lanzamientos disponibles de DGM Live y/o del club de coleccionistas, KCCC. En ese primer volumen, nos regalan dos conciertos fantásticos de 1974, cuando Crimson estaba conformado por Fripp (guitarra, mellotron), David Cross (violín, viola y teclados), Bill Bruford (batería) y John Wetton (bajo y voz).
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Ambos shows incluidos en este set (Mainz y Asbury Park) están grabados desde la consola de sonido, y suenan fantásticos. Esta formación de King Crimson grabó tres notables discos de estudio -Larks' Tongues In Aspic, Starless & Bible Black y Red-, pero se transformaban en unas colectivas bestias en vivo, reinterpretando el material de los álbumes de estudio con furia y belleza, y al mismo tiempo desencadenando brillantes improvisaciones, que aunque muy potentemente rockeras, guardan más relación con el jazz y la música docta que con el rock y el blues. No son jams, sino composiciones instantáneas.
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El show de Mainz fue por primera vez lanzado a través del club de coleccionistas KCCC (catálogo CLUB15), y nos presenta fascinantes versiones de "Starless" y "The Night Watch", y una notable versión -a mi juicio, definitiva- de la bella "Exiles", precedida de una improvisación bautizada como "Arabica". Además se incluye una pieza titulada "Doctor Diamond" que no fue incluida en ninguno de los discos de estudio, y que previamente sólo estaba disponible en el box set The Great Deceiver.
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Sin embargo, la verdadera joya de The Collectable Vol.1 la constituye el que fue por muchos años una suerte de santo grial de los amantes de Crimson: el show completo de Asbury Park (disponible también para comprarlo en formato electrónico desde el sitio oficial), que constituyó la base del álbum en vivo USA, de 1975. En esa ocasión, se grabaron nuevas pistas de violín y teclado en el estudio, a cargo del virtuoso Eddie Jobson (Curved Air, Roxy Music, Zappa, UK y Jethro Tull). Sin embargo, por fin, en esta edición 2006 se presenta el concierto original, sin recortes (el vinilo original entregaba versiones mutiladas de "Easy Money" y la improvisada "Asbury Park"), y con las pistas de sonido originales del violinista/tecladista David Cross. Todas las canciones incluidas vienen en incendiarias versiones, y dejan a la recopilación USA prácticamente obsoleta, ya sea en su edición de vinilo original de 1975 como en su rematerización 30 aniversario en CD (que ya hacía un gran update al vinilo al incluir como bonus tracks a "Starless" y "Fracture").
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Si no conoces a King Crimson, y quisieras aventurarte, obtén este set (cuyo precio está entre los 10 y 15 dólares en internet, lo cual es una ganga para un álbum doble). Si ya los conoces, y te gustan, o lo obtendrás muy pronto, o ya lo tienes.
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Un saludo cordial,
BFQ

miércoles, 30 de mayo de 2007

SGTM #1: The Beatles - Revolver

Queridos amigos,
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La revisión musical de Sounds Good To Me se iniciará con un superclásico de la música popular del siglo XX: Revolver, de The Beatles (1966).
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El domingo pasado escuchaba una entrevista por televisión hecha al músico argentino Pedro Aznar, quien recordaba que la primera vez que escuchó Revolver, se preguntaba si efectivamente alguien no le estaba haciendo una broma, ya que este álbum no le sonaba parecido en nada a los registros previos de The Beatles.
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Efectivamente, atrás habían quedado los "yeah, yeah, yeah" y los covers de Rock & Roll, para dar paso a letras más maduras y reflexivas, acompañadas de arreglos musicales revolucionariamente distintos a todo lo que se había hecho hasta entonces.
Ciertamente, la metamorfosis de The Beatles no comenzó con Revolver. Las mutaciones revolucionarias a la música popular introducidas por The Beatles se empiezan a notar desde temprano, como queda en evidencia en las letras de "There's A Place" y en la estructura melódica de "Not A Second Time", ambas canciones de 1963. Tampoco es posible ignorar las mágicas armonías vocales presentes en "If I Fell" (A Hard Day's Night, 1964), y si hay un track que se puede llamar precursor del folk-rock (y que me excusen los incondicionales de The Byrds, que argumentarán que nada parecido existió antes de que Jim McGuinn en 1965 electrificara "Mr. Tambourine Man" de Dylan), ese es "I'm A Loser", del disco Beatles For Sale de 1964.
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"Yesterday" (Help!, 1965) recibe un encamado de cuerdas que sutilmente destaca, en lugar de opacar, la belleza de la melodía original, ejecutada exclusivamente por Paul McCartney en guitarra acústica y voz (¡una canción solista en el álbum de una banda!). Rubber Soul, un poco después ese mismo año, permite a The Beatles explorar intrumentos nuevos (como el sitar en "Norwegian Wood" y el fuzz-bass en "Think For Yourself"), tocando al mismo tiempo rock adolescente ("Drive My Car", "Run For Your Life"), country-rock ("What Goes On?"), y melodías suaves con toques de música docta ("Girl", "Michelle", "In My Life"). No, definitivamente The Beatles no estaba para hacer lo mismo que el resto de las bandas.
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Sin embargo, Revolver, ya por mero formato, es un álbum distinto. Antes y después de él, cada álbum de The Beatles se inicia con una canción de John Lennon y Paul McCartney. En este caso, los fuegos son abiertos por George Harrison y su proclama contra los abusivos impuestos, "Taxman". Es en este álbum donde George muestra por primera vez que puede convertirse en un compositor de la talla de Lennon-McCartney. De hecho, Harrison aporta 3 de las 14 canciones del álbum, proporción que no se repetiría en ninguna otra ocasión. Su "Taxman" es beligerantemente incendiario, a partir de la crítica situación impositiva a la que el fisco británico tenía sometida a la banda. Sus letras, dirigidas a Harold Wilson (líder del Partido Laborista) y Edward Heath (líder del Partido Conservador) por la onerosa tasa impositiva de 95% impuesta a sus ganancias ("should 5% appear too small, be thankful I don't take it all") está acompañada de un infeccioso riff rockero reminiscente de los clásicos "Drive My Car" y "Day Tripper". Rock melódico con guitarras pesadas, letras llenas de contenido específico -donde cada palabra cuenta-, y armonías vocales. ¡Hey! ¿No es esa la definición musical del punk? The Beatles lo hicieron, primero y mejor.
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A continuación se nos regala el single promocional del álbum, "Eleanor Rigby". La historia sobre una anciana solitaria que ayuda en el templo y muere sola, se constituye en llevar la pena a niveles de obra maestra. McCartney, tal como en "Yesterday", actúa como solista, esta vez armonizando con George y John, todos cantando sobre el bello octeto de cuerdas arreglado por el productor George Martin. ¿Qué banda en 1966 era capaz de "volarte la cabeza" con un rock absolutamente proto-punk para después sutilmente encantarte con un octeto de cuerdas? Definitivamente, nadie aparte de The Beatles.
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Si se había hecho un primer guiño a la incipiente psicodelia a través de "Norwegian Wood" en 1965, para 1966 The Beatles ya habían adoptado completamente la experimentación sónica, las cintas reversadas, y las voces distorsionadas, todo en perfecta armonía. "I'm Only Sleeping", un tema pop psicodélico puro y concentrado, es una bella muestra de por qué John Lennon era realmente un revolucionario. La revolución de Lennon no radica, a mi humilde juicio, en sus posiciones políticas o en lo inteligentemente crítico de sus letras, sino en lo creativo de sus arreglos. Como se evidencia en las grabaciones de archivo recopiladas en Anthology, "I'm Only Sleeping" era una simple canción acústica, casi simplona, con letras dedicadas a la flojera para levantarse. Sin embargo, al evolucionar su arreglo, Lennon distorsiona su voz natural (de la cual jamás se declaró a gusto), disfrazándola con un tizne de adormecimiento muy acorde con las letras, y acompañándose por los celestiales coros de Harrison y McCartney, terminando por añadir un solo de guitarra grabado al revés (con la cinta reversada). Hoy no es raro escuchar una cinta reversada, pero sigue siendo cool. En aquella época, no tan sólo era cool, sino también profundamente novedoso.
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George Harrison presenta a continuación su segunda composición para el álbum, una psicodélica obra inspirada en la música india, llamada "Love You To". Esta canción, ejecutada fundamentalmente en sitar por Harrison, acompañado de Anil Bhagwat en tabla y Ringo Starr en pandero, es un notable precursor de lo que hoy conocemos como world music, con sus inusuales tempos e instrumentación, y tiene un aire -a los oídos de vuestro servidor- a la vez siniestro y espiritual. Las letras parecieran tratar temas espirituales ("A lifetime is so short, a new one can't be bought"), de decepción ("There's people standing round/Who'll screw you in the ground/They'll fill you in with all their sins, you'll see"), y de "amor libre" en el contexto del Swinging London de los sesentas ("Make love all day long/Make love singing songs", y "I'll make love to you/If you want me to"). Aunque quizás no sea la mejor canción del género que Harrison haya escrito (a mi juicio, ese título pertenece a la maravillosa "The Inner Light", de 1968), es el primer intento consciente de escribir una canción/raga para sitar, y es notable en ese respecto.
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McCartney prosigue a través de una dulzonamente linda balada de su autoría, llamada "Here, There & Everywhere". Comentario 100% no-objetivo: me fascina, y se me erizan los pelos al escucharla conscientemente. Me es difícil no regocijarme ante el sentido estético de Paul. La canción ideal para aquél quien está enamorado y es correspondido: "Each one believing that love never dies/Watching her eyes/And hoping I'm always there".
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El single del álbum, "Yellow Submarine" (editado en doble cara-A con "Eleanor Rigby") es fácilmente la peor canción del disco. Cantada por Ringo y escrita por Paul, es esencialmente una canción de fogata para los niños, con efectos de sonido, y una melodía pegajosa. Pero, objetivamente hablando, al lado de las otras 13 maravillas de las que está rodeada en esta colección, esta canción simplemente no está al mismo nivel.
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Cada uno de los lados de vinilo es cerrado por una obra psicodélica de John Lennon. El lado 1 culmina con "She Said, She Said", inspirada en un viaje lisérgico de Peter Fonda. De hecho, parte del diálogo entre Fonda y Lennon se reproduce en la letra (Fonda habría afirmado "I know what it's like to be dead", a lo que John habría respondido con "Who put all that crap in your head?", lo que en la canción fue suavizado, reemplazando "that crap" por "those things"). La melodía es llevada por un bajo muy bellamente dibujado por McCartney, y unas guitarras ligeramente distorsionadas y muy elegantemente arregladas. Sin embargo, el encanto de la canción radica en la belleza de los arreglos vocales. ¡Qué manera de sellar un lado de álbum!
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Al dar vuelta el disco de vinilo (o la cinta de cassette, en mi caso), McCartney abre con "Good Day Sunshine". Debo confesar que soy de las pocas personas que conozco que no disfruta *tanto* de esta canción, aunque me gusta de todos modos. Es raro, porque tiene una melodía pegajosa, un piano fascinante, y una letra sobre lo fantástico que es sentirse bien. Quizás es lo que pasa al quejarse "de llenos", cuando el resto del álbum, con la sola excepción de "Yellow Submarine", es tan maravilloso. Es una canción entretenida, pero no mucho más, en mi humilde opinión.
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A continuación viene una canción que tiene un significado muy especial en mi vida: "And Your Bird Can Sing". Cuando de pequeño veía los dibujitos animados de The Beatles, ésta era la canción de los créditos, y para mi gusto no existía nada mejor que ella. Una densa capa de guitarras sobre la cual Lennon entrega una performance vocal simplemente genial. La melodía es endemoniadamente pegajosa, y la letra es muy fácil de memorizar. Esta canción habría sido un número uno si cualquier artista la hubiese sacado como single, pero The Beatles se dieron el lujo de dejarla como un track más del álbum. Simplemente genial.
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Paul sigue con "For No One", una de sus obras maestras. Si George estaba obsesionado con la fusión entre la música india y la popular, Paul lo estaba por la fusión entre la música popular y la docta. Esta bella y triste canción, cuya letra trata sobre el fin de una relación amorosa, tiene un bellísimamente hipnótico pulso de vals, coronada por un solo de corno. Majestuosa.
John Lennon ofrece "Dr. Robert", una oda a su dentista, quien le dio a probar el ácido lisérgico por primera vez. Una interesante melodía principal es seguida por un ingeniosísimo middle-eight (la parte donde se canta "Well, well, well, you're feeling fine/Well, well, well, he'll make you"), que siempre me ha dado la impresión de ser una mezcla entre un raga indio y una pieza tradicional para gaita, ¡pero sin tener instrumentos indios ni escoceses!
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George Harrison entrega su tercera y última canción del álbum: "I Want To Tell You", que en su letra refleja la dificultad que tiene para escribir líricas que le llenen el gusto. Esta canción la hacen los coros, lo cual queda demostrado en las versiones en vivo de esta canción (de la gira japonesa de 1992 de George con Eric Clapton), donde la canción pierde mucha de su fuerza original por la carencia de los coros de Lennon y McCartney. Notable.
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Paul, por su parte, nos deleita con una brillante pieza inspirada por las grabaciones del sello Motown en Estados Unidos, con un arreglo de vientos fantástico, "fiestanguero" y elegante a la vez. En sus giras con posterioridad a The Beatles, McCartney ha retornado a esta composición repetidamente, ya sea como miembro de Wings o como solista, y se ha demostrado como un ideal de apertura de show por su extraordinaria energía. Igual que "And Your Bird Can Sing", y la mayoría de las canciones de este disco, podría haber sido un single, y habría llegado al número uno sin problemas. Pegajosa y entretenida. Absolutamente memorable.
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Para concluir, Lennon entrega su lectura del Libro Tibetano de Los Muertos en forma de canción, "Tomorrow Never Knows". Aunque melódicamente es sorprendentemente simple (se utiliza sólo un acorde a lo largo de toda la canción), lo saturado de los arreglos, lleno de impresionantes trucos de estudio y experimentación al máximo, transforma a este track en una joya de la psicodelia. Un ritmo de batería propio de acabo de mundo, sumado a una voz sumamente distorsionada, y un nido de guitarras reversadas y de ruidos extraños hacen de esta canción una pieza difícil de absorber de buenas a primeras, pero un gusto adquirido difícil de abandonar una vez adoptado. Qué manera más impresionante de cerrar el LP.
Probablemente Revolver sea el LP que terminó de revolucionar el concepto de álbum como una obra completa, y no como una mera recopilación de singles y rellenos. De aquí en más, la música popular nunca volvería a ser la misma.
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Cordialmente,
BFQ